sábado, 9 de agosto de 2008

de geografía a país

La dimensión geográfica de nuestras vidas me parece sobre valorada. Hay tanta histeria y tanto fetichismo asociado a la presencia física en un lugar u otro. Como si las preguntas y respuestas importantes de y sobre nuestras vidas estuvieran siempre ancladas a la localidad del momento, siendo importante "la geografía cadena".

Nuestra actitud y relación hacia las cosas son las que nos abren caminos, y los caminos se hacen al andar. Los lugares nos pueden atraer, gustar, disgustar, asustar. Pero no es hasta que establezcamos vínculos emocionales de cierta trascendencia con la gente de un lugar que éste deja de ser geografía y pasa “a ser país”, o sea, cobra importancia como geografía en otra dimensión más integral.

Geografía + gente + sentimiento = país + importancia = geografía significativa.

La nostalgia, ese sentimiento que se produce cuando alguna asociación o estímulo nos transporta la memoria hacia otros lugares, invocando los sentidos y haciéndonos revivir emocionalmente secuencias de nuestro pasado ¿No es en general el recuerdo de vivencias significativas, significativas casi siempre por la gente - en ese momento significativa - que estaba ahí con vos, y que en el contexto y la geografía se funden en esa sensación de magia y de revivir emocional que todos conocemos?

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